Vidal defendió la labor del Auditor General de la Nación después de que se se objetara su seriedad y por su supuesta «mala onda».
Leandro Despouy abandonó sus funciones como representante argentino en la Comisión de Derechos Humanos de Naciones Unidas y asumió funciones al frente de la Auditoría General de la Nación, en representación de la oposición. Eran días duros aquellos de principios de 2002 y, cuenta la anécdota que el ex presidente Raúl Alfonsín lo llamó a la ONU y le dijo: «Leandro, el país se desmorona, la república te necesita”, no dudó un instante y abandonó su cómodo sillón en Nueva York y regresó a desempeñar una de las tareas más ingratas de la función pública, controlar al “Poder”.
Despouy ha realizado muchas denuncias graves respecto a la falta de control por parte del Gobierno Nacional respecto al destino de los subsidios realizados a empresas concesionarias de servicios públicos, lo que derivó en que, al finalizar el período para el que había sido designado, inmediatamente fue desconocido por el Poder Ejecutivo quién, en un exabrupto, solicitó que nombraran a otro. Como un reconocimiento a la labor realizada la oposición en pleno lo ratificó en sus funciones y el parlamento volvió a nombrarlo al frente del organismo de contralor».
«Un caso paradigmático fue el control de las concesionarias de los servicios ferroviarios. Desde la AGN se ha cuestionado severamente al Gobierno Nacional por mantener el contrato con Trenes de Buenos Aires pese al estado deplorable del servicio. La Auditoría emitió cuatro informes detallados sobre esta situación, advirtiendo que la misma ponía en serio peligro la seguridad física de los pasajeros y del material rodante, sin obtener respuesta alguna por parte del Gobierno y sin que se modificase la situación».
Pocos días antes de cumplirse 10 años de Despouy frente al organismo, el 22 de febrero del 2012, un tren de la Línea Sarmiento (a cargo de TBA) no logra frenar y colisiona contra la estación terminal de Once, produciéndose 51 muertos. Dijo entonces: “A la luz de las observaciones que ya hemos formulado, si la autoridad política, la autoridad del Estado, no ha actuado en consecuencia y no ha aplicado sanciones graves y ha tenido un comportamiento diligente, la responsabilidad en última instancia quedaría en manos de la autoridad”.
«Despouy prestigió a la UCR durante su desempeño al frente del organismo de control del Poder Ejecutivo que contempla la propia Constitución. Desempeña sus funciones en una pelea cuerpo a cuerpo con los otros miembros de la AGN, en su mayoría representantes del partido de gobierno que, obviamente, trabajan para evitar que se profundicen las investigaciones que se encaran en el cumplimiento irrestricto de sus funciones».
«Con la innumerable cantidad de actuaciones que se tramitan en la Auditoria, existen sobradas razones para que el responsable de éste organismo de contralor (uno de los pocos, sino el único, que no pudo ser colonizado “democráticamente”) tenga un gesto adusto y preocupado».
«Si con todo esto a cuestas el Auditor General de la Nación anduviera sonriente por la vida, cualquier desprevenido podría preguntarle, parafraseando a Mario Benedetti: “Seré curioso/ señor Auditor/ de qué se ríe/ de que se ríe”.