En la recta final de la campaña nuestro actual Presidente acertó al asumir el compromiso de eliminar el impuesto a las ganancias: “En mi gobierno, los trabajadores no van a pagar impuesto a las ganancias”, esgrimió, convirtiendo dicha frase en un pilar fundamental de las promesas de campaña del frente Cambiemos.
Pasada la euforia, los que votamos al nuevo gobierno y los que no, aguardábamos con expectativa el cumplimiento de esa promesa. Sin embargo, las primeras medidas adoptadas en materia económica estuvieron lejos de saldar aquel compromiso con los trabajadores y se posicionaron en beneficio de los sectores más concentrados de la economía, relegando la discusión de ganancias “para más adelante”.
Está claro que una cuestión muy distinta es la promesa de campaña y, otra, su cristalización en los planes de gobierno. Sin embargo, cualquier desviación implica una falta concreta a la palabra del candidato. Esto, no es otra cosa que la ruptura del “contrato social” que sustenta a las sociedades democráticas y que se suscribe tácitamente entre los partidos políticos y los ciudadanos, siendo aquellos los garantes de esa relación.
No es sano institucionalmente asumir esto como algo natural; los candidatos no se sientan obligados a cumplir los proyectos o propuestas realizadas durante sus campañas, por lo que terminan generando desánimo entre la ciudadanía y un descreimiento generalizado hacia toda la clase política.
Por ello entiendo que la Unión Cívica Radical, como partido integrante del frente Cambiemos, debe bregar por el cumplimiento de los compromisos de campaña. Es necesario recuperar el valor de la palabra, para recrear la confianza en el sistema democrático, sus instituciones y las personas.
