De la misma manera que ignora a los pobres e indigentes que hay en la Argentina, el ministro de Economía de la Nación, Axel Kicillof, llega a Neuquén de campaña como si nada hubiera pasado en un día en que millones de argentinos pararon reclamando cambios urgentes en la política económica de la que es responsable el ministro en campaña.
Pero al dar cuenta de su arribo a Neuquén en un día en que pararon todos los trabajadores del transporte del país, no podemos menos que preguntarnos: ¿En qué transporte llega a Neuquén el ministro al que no le importan cuántos pobres tiene la Argentina? Y si llega en un transporte privado: ¿A quién le facturaron el servicio? ¿Es un prestador habitual del estado nacional? En un país normal estos interrogantes serían normales, en nuestro país el sólo esbozarlos puede constituir una acción desestabilizadora y golpista.
Me pregunto, en la conferencia se referirá al crecimiento sostenido de la pobreza y la indigencia, a pesar del abultado monto de subsidios que distribuye su gobierno y que a la luz de los resultados demuestran la ineficacia del “modelo” que sostiene? Ilustrará a la audiencia sobre como hace una familia para sobrevivir cuando su salario, según las propias afirmaciones de Kicillof, no alcanzan para cubrir la canasta básica total que supera los seis mil quinientos pesos? Defenderá un modelo que registra un crecimiento de más de quinientos mil pobres por año?
Hoy millones de argentinos, y decenas de miles de neuquinos se manifestaron en contra de la política económica del gobierno nacional. El candidato testimonial del kirchnerismo, Ramón Rioseco, defiende esta política? Y si lo hace, es consiente que va en contra de los que hoy pidieron un cambio?