Días atrás , pensaba sobre si Argentina tenía alguna posibilidad de salir de sus crisis permanentes con las recetas a las que siempre recurrió y siempre fracasó. Como opiné hace algunas semanas, en el mundo post pandemia nada será igual. Lejos de pensar en un nuevo orden que deje en el camino al capitalismo, afirmé que sí creía que el liberalismo imperante en las ultimas 4 o 5 décadas estaba terminando su ciclo y que se abría un horizonte optimista para regresar al estado de bienestar de principios del siglo pasado.
Claro que los procesos políticos no solo hay que pensarlos; hay que diseñarlos, planificarlos y ejecutarlos. Esto tiene un requisito fundamental para que su destino sea exitoso. Se trata de establecer un consenso que abarque a los principales actores de la vida política, de la economía, del trabajo y de la sociedad.
Este preámbulo viene en razón del anuncio del gobierno de intervenir e iniciar el proceso de expropiación del grupo Vicentín y que más allá de buscar respuesta a los acreedores que verificaron créditos en el proceso de convocatoria viene a poner una pequeña dosis de equilibrio en la relación asimétrica entre el Estado y quienes manejan su economía.
Me gusta y apoyo la decisión del gobierno. Es importante darle al Estado el manejo de una empresa con trascendencia en el mercado de granos y de cambios y también de capitalizar a su favor las enormes deudas que el grupo tiene con la banca pública.
Ojalá el debate sea a partir de la convocatoria a la construcción de los consensos que el país necesita.
Neuquén 9/6/2020