UN SIGLO DE VERGÜENZA: A CIEN AÑOS DEL ASESINATO DEL PERIODISTA ABEL CHANETON

Cien Años son pocos en la historia de un pueblo, pero son suficientes para revisar críticamente acontecimientos de nuestro pasado, sobre todo de aquellos controvertidos que tienen una versión oficial y otra u otras que deliberadamente por acción u omisión, se pretendió ocultar. Nuestra provincia, muy joven aún, tiene una historia previa de cuando formaba parte de los “lejanos territorios del Sur”; historia escrita la mayoría de las veces a punta de sable, winchester y autoridad impuesta con el respaldo de aquellos, rescatada y reflejada por funcionarios oficiosos que no pocas veces convirtieron fechorías, cuando no operaciones delictivas, en actos de valor y heroísmo de quienes ejercían el poder a su turno.

En este tiempo nos toca festejar o rememorar (según sea el caso) los Centenarios de los actos considerados hitos (para bien o para mal) de nuestra corta historia, como en este caso recordar que han pasado Cien Años del ASESINATO DEL PERIODISTA ABEL CHANETON, mandado a matar por el poder para ocultar la verdad sobre lo ocurrido en Zainuco el 30 de mayo de 1916 donde: “Hubo una matanza en Aguada del Zaino… Fue una represión ilegal por parte del Estado”, reconoció la actual Subsecretaria de Derechos Humanos Alicia Comelli (8300 plan C N° 4).

Cien años es tiempo suficiente para que se dejen de utilizar eufemismos, se niegue o pretenda seguirse ocultando, aquello que ya todo el mundo sabe y sobre lo que la historia oficial tiene una deuda y es necesario que comience a saldarla reconociendo la verdadera historia, aquella que demuestra que “al Periodista Abel Chaneton lo mató la policía”, como lo expresa el periodista y escritor Juan Mario Galdeano en un artículo publicado en el blog Foto-Grafías, con el título “Crímenes por expresión”.

Dice Galdeano: “Para hacer un poco de justicia, para decirlo en español y periodísticamente: ‘Abel Chaneton no muere trágicamente’, ni ‘la muerte de Chaneton fue obra de la fatalidad’, ni ‘una bala hiere de muerte a ese periodista’. ‘El periodista y director del diario Neuquén, Abel Chaneton, fue muerto por un asesino, el sargento Perfecto Luna, el 18 de enero de 1917, luego que el periodista informara y denunciara en su periódico a los responsables intelectuales y materiales del fusilamiento de ocho presos capturados en el paraje Zainuco, un valle ubicado a 250 kilómetros de la capital neuquina…’.

El mejor homenaje que podemos rendirle al periodista asesinado por voluntad y decisión del Estado por investigar un crimen cometido por voluntad y decisión del “poder” es reconocer la verdad, reconocer que fue mandado a matar por investigar para encontrar la verdad y que murió en esa tarea cumpliendo cabalmente su profesión de Periodista.

Hay verdades que duelen pero ocultarlas no pueden menos que avergonzarnos. Está claro que reconocer que Abel Chaneton fue asesinado en vísperas de su viaje a Buenos Aires para entrevistarse con el recientemente asumido presidente Hipólito Yrigoyen (UCR) en busca de apoyo para su investigación sobre lo ocurrido en Zainuco, donde ocho personas, ocho seres humanos fueron fusilados a sangre fría por funcionarios policiales en cumplimiento de expresas órdenes emanadas desde un poder superior (?); nos obligaría necesariamente a revisar aquél segmento de nuestra historia y sus protagonistas, pero como ya se dijo, cien años son más que suficientes para levantar el velo con que se cubrió un hecho aberrante y que derivó en otro tal vez más aberrante aún porque no sólo se mató a un hombre, no sólo se asesinó a un periodista, más aún se pretendió inmolar la verdad. Está en nosotros ahora demostrar que es cierto que más tarde o más temprano la verdad siempre triunfa.

Hace cien años que el periodista Abel Chaneton espera que se diga la verdad, la misma verdad por la que perdió su vida o se la arrebataron impunemente, al menos hasta ahora. Es tiempo que le rindamos el merecido homenaje que le debemos desde hace un siglo. Aporto una idea, que no es mía pero la abono, podríamos comenzar por cambiar el nombre a la calle Intendente Chaneton para revalorizar su figura resaltando lo que en su verdadera esencia fue, por lo que vivió, luchó y murió el: “PERIODISTA ABEL CHANETON”.

Abel_Chaneton

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Comment on "UN SIGLO DE VERGÜENZA: A CIEN AÑOS DEL ASESINATO DEL PERIODISTA ABEL CHANETON"

  1. JOAQUIN

    EL OFICIO DE PERIODISTA, realizado con valentía, objetividad y en busca de la verdad, es, a menudo, altamente riesgoso. El csso Chaneton es similar, o muy parecido, al caso Cabezas, de casi cien años después. Ambos cayeron en cumplimiento de su deber y han quedado como símbolos de su profesión. Revolver, revisar ahora el pasado buscando responsables, puede satisfacer a algunos, o a muchos, pero no tiene mayor importancia.

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